Salsa sin tomate

El tomate es un alimento muy socorrido, en cualquier momento del año. Durante el invierno en salsas para acompañar, y durante el verano en crudo con ensaladas variadas.

Este alimento tan polifacético tiene sus pros y sus contras. El tomate pertenece a un grupo de alimentos denominados solanáceas, en el que también se encuentra la berenjena, la patata, el pimiento, y el tabaco (que aunque no es un alimento es una planta).  Todas ellas son ricas en alcaloides; de los cuales está la solanina en la patata, la tomatina en los tomates, la nicotina en el tabaco, la capsaicina en los pimientos, etc. Los alcaloides se encuentran principalmente en las hojas de la planta y en menos proporción en la piel. Son los encargados de defender la planta de mohos y parásitos, pero para los seres humanos tiene cierto componente tóxico.

A medida que el fruto de estas plantas va madurando, pierde más concentración de estas sustancias. Por lo tanto, cuanto más verde está el fruto más tóxico resulta para nuestro organismo.

Para algunas personas, el tomate incluso estando maduro, puede llegar a ser perjudicial y tener efectos nocivos en su organismo.

Algunas de las personas que pueden notar los efectos negativos de este alimento son;

  • personas con gastritis, ya que el tomate puede aumentar la irritación de las mucosas digestivas
  • artritis
  • enfermedades autoinmunes
  • eccemas
  • psoriasis
  • algunos problemas intestinales
  • migrañas
  • etc.

Por otro lado, el tomate es un potente antioxidante, rico en licopeno, que se ha demostrado que previene algunas enfermedades como cáncer de próstata, útero, mama,… Así pues, los mismos compuestos que pueden causar problemas en algunas personas pueden traer beneficios en otras.

El tomate crudo es más rico en vitamina C, pero una vez cocinado, sobre todo cuando acompaña a las grasas, el licopeno se asimila mejor.

Además nos aporta vitamina A y K, beta-carotenos, xantinas y luteína, estas dos últimas extremadamente beneficiosas para la salud ocular.

¿En qué tipo de dietas estaría permitido el tomate y en cuáles no?

Esta tabla está orientada según la formación en Nutrición Básica aplicada a la patología de Itziar González De Arriba, para facilitarle la labor a todos sus alumnos, y por lo tanto a sus pacientes también 😉

Tabla de dietas para el tomate

Algunos consejos para consumir solanáceas son;

  • comer las patata sin piel (la mayoría de alcaloides están en la piel)
  • evita aquellos tomates y patatas que no estén bien maduros.
  • cocinar las verduras solanáceas al momento de comerlas (esto reduce el contenido de alcaloides)
  • pelar los tomates
  • conservar las patatas a la fresca y a oscuras, nunca en la nevera. Si las patatas se guardan en un sitio expuesto al sol, la concentración de esta sustancia tóxica puede aumentar hasta cuatro veces, por se recomienda conservar las patatas en un armario o cajón a oscuras.

RECETA

SALSA SIN TOMATE

Salsa sin tomate para tus recetas terapéuticas

 

Ingredientes

  • Media remolacha o una entera si es pequeña.
  • Un trozo de calabaza (3 partes de la porción de remolacha); 400 gr aprox.
  • Cebolla seca (deshidratada); una cucharada y media de postre.
  • Orégano y albahaca secos (al gusto); una cucharada de postre de cada.
  • Sal marina sin refinar (al gusto).
  • Un chorrito de aceite de oliva virgen extra.
  • Agua.

Elaboración

Pelamos y picamos la remolacha y la calabaza.

Rehogamos en una sartén a fuego lento. Dejamos que se poche y vamos añadiendo un poco de agua según se vaya secando.

Cuando la remolacha y la calabaza estén en su punto (pinchamos con un tenedor y tiene que estar bien cocido para luego triturar), lo introducimos todo en un vaso de batidora y añadimos los condimentos y un chorrito de aceite. La textura dependerá de la cantidad de agua que vayais incorporando.

salsa sin tomate para tus recetas terapéuticas

Además ahora que llega el verano y los días son más largos esta receta está enriquecida en betacarotenos para tu piel!! 😉

Enjoy your meal!! 😉