El estrógeno es la hormona femenina por excelencia. No solo condicionan nuestro estado fértil si no que intervienen en otros procesos importantes de nuestro cuerpo; en nuestra masa ósea, en el sistema cardiovascular, en nuestro estado emocional, etc.
Los estrógenos naturales actúan con una molécula llamada receptor, y una vez hecho esto la actividad biológica de esta hormona se activa.
Por su parte, los xenoestrógenos, sustancias químicas sintéticas, pueden entrar en nuestro cuerpo y actuar como si fuese una hormona femenina estrogénica, es decir, encajan con el mismo receptor del estrógeno y activan el mismo mecanismo biológico. Pero además, pueden a su vez convertirse en más receptores estrogénicos, haciendo que el efecto del estrógeno o xenoestrégeno sea más profundo y/o mayor.
Los fitoestrógenos por su parte, son sustancias con cierta acción estrogénica que se forman de manera natural en los alimentos vegetales, y por sí solos no suelen tener peligro, siendo en algunos casos muy indicados.
A parte de tener una procedencia diferente, los xenoestrógenos se acumulan en el tejido adiposo de los seres humanos y animales, mientras que los fitoestrógenos se metabolizan y pasan relativamente poco tiempo en nuestro organismo.
Científicos británicos, en el año 1938, sintetizaron el primer xenoestrógeno conocido como dietilestibestrol, o DES. Éste fue considerado como una «droga» que se recetaba a las mujeres que tenían problemas durante el embarazo, creyendo que era por la disminución de niveles de estrógenos. A raíz de ello hubo abortos involuntarios y partos prematuros.
Ese mismo año, en Suiza, un investigador descubrió el diclorodifenil tricloroetano (DDT) y se dio cuenta que actuaba muy bien como insecticida. Éste es otro xenoestrógeno que fue utilizado en la agricultura y en programas de salud pública.
Estos fueron los inicios de un gran bombardeo a todos los niveles; productos de cosmética, plásticos del hogar y alimentación, productos de limpieza, algún tipo de tupper, conservas, enlatados, etc.
El problema es que al existir en nuestro entorno cantidad de xenoestrégenos, hoy en día la mayoría de mujeres sufren las consecuencias de la HIPERESTROGENIA; trastorno hormonal causado por un aumento excesivo de estrógenos en el organismo. Esto repercute sobre todo en las mujeres, provocando o acelerando desajustes y sintomatología diversas (alteraciones de peso, retención de líquidos, síndrome premenstrual, cefaleas, esterilidad,…)
En los hombres, la presencia de xenoestrógenos en el ambiente también tiene sus consecuencias negativas, favorecen la aparición de cáncer y pueden llegar a afectar su composición corporal. Una reducción de testosterona y aumento de estrógenos pueden fomentar el aumento de grasa corporal, masa muscular reducida y disminución de la fuerza, así como debilitar el sistema inmunológico.
Por todo ello, en la medida de lo posible intenta; comprar productos orgánicos, lavar bien los alimentos antes de comerlos, elegir los productos de cosmética sin parabenos o hacerlos tú mismo, vigilar los ingredientes de los productos del hogar, utilizar tupper de cristal si se puede y demás envases, comer los más fresco posible (evitar envasados, enlatados, etc.)
En este pequeño video explican la presencia de estas sustancias en nuestro entorno;
Algunas ayudas para mitigar la presencia de estas sustancias son:
Hacer tu propio desodorante;
DESODORANTE
Toda persona quiere mitigar y disimular el olor del sudor. En realidad, mediante unos buenos hábitos de alimentación y técnicas de regulación del estrés el olor desagradable del sudor desaparece o se reduce en un gran porcentaje.
Nos obsesionan con nuestro olor corporal, haciéndonos creer que eso es más importante que nuestra propia salud.
El aluminio es uno de los grandes inconvenientes de los desodorantes, reconocido en 1886 como una neurotoxina (toxina que afecta el sistema nervioso).
Los desodorantes neutralizan el olor y eliminan la bacteria que lo causa, mientras que los antitranspirantes previenen y frenan la sudoración, bloqueando los poros. Ambos son perjudiciales de maneras diferentes.
Los antitranspirantes son considerados prácticamente como una «droga». Éstos cambian la fisiología natural del cuerpo, impidiendo que los poros liberen sudor, es decir, toxinas al medio externo.
Estos productos contienen en su gran mayoría aluminio, metal pesado que es absorbido rápidamente por los poros de la zona en la que se aplica. En un estudio realizado en 2001 se apreciaba como la presencia de aluminio permanecía en sangre en las personas analizadas, después de 15 días de haber aplicado el antitranspirante. Estas cantidades de aluminio en sangre pueden provocar a corto y/o largo plazo problemas en el sistema nervioso, reversibles o en algunos casos irreversibles.
Otro de los ingredientes que se utiliza mucho en cosmética con los parabenos, asociados con alteraciones endocrinas, es decir, pueden afectar a tu sistema hormonal. Los parabenos promueven el crecimiento celular, entre otras cosas, que pueden acentuar y/o fomentar un proceso cancerígeno entre otros.
Por tanto, una forma sencilla de hacer tu propio desodorante, de 3 formas diferentes;
Materia prima:
EN CREMA
• 30 gr aceite almendras
• 6 gr de cera de abeja
• Aceites esenciales 2 gotas de bergamota, 2 lavanda, 1 salvia
EN SPRAY
• 30 gr de aceite de almendras
• Aceites esenciales; 2 gotas de bergamota, 2 de lavanda y 1 de salvia
EN ROLÓN
• 60 gr de aceite de almendras
• 6 gr de acera de abeja
• Aceites esenciales; 4 gotas de bergamota, 4 de lavanda y 2 de salvia
Material de elaboración:
• Un cazo
• Un cuenco de metal (el típico del flan)
• Una cuchara pequeña de madera
• Una báscula
• Un embudo
• 3 botes (a elegir según la receta que se quiera hacer); un cacharrito de tapa, un rolón, y un bote de spray. Mejor si puede ser de cristal. (Yo encontré uno de rolón de cristal que se abre bien en el Alcampo, marca de allí creo. Merece la pena comprarlo, tirar lo que tiene y lavarlo bien. Cuesta 1 euro y pico y te dura para siempre, porque sólo lo tienes que rellenar).
Cómo hacerlo;
EN CREMA
– Con la báscula a cero pon el cuenco de metal. Regula el peso a cero y añade el aceite de almendras necesario. Luego añades la cera de abeja.
– Pones el cuenco en el cazo con un poco de agua caliente a baño maría. Remueves con la cuchara de madera todo el tiempo hasta que se derrita (de 1 a 2 minutos).
– Viertes el contenido en el bote y dejas que enfríe un poco. Luego añades las esencias y remueves con la cuchara de madera.
EN ROLÓN
– Es el mismo procedimiento pero con las medidas indicadas para el rolón
EN SPRAY
– Simplemente añades el aceite en el bote de spray y las gotas necesarias de aceites esenciales
Puedes manejar los aceites esenciales a tu gusto (más o menos), pero no te excedas en las gotas porque puede llegar a irritar un poco la piel.
¿Para qué sirve cada aceite esencial?
• El aceite esencial de Lavanda es; relajante, analgésica, antiinflamatoria, antiviral, antiséptica, antifúngica, sedante, equilibradora,…
• El de Salvia; tiene propiedades bactericidas y cicatrizantes. Ayuda a regular la sudoración.
• El aceite esencial de Bergamota es antibacteriano, desodorante, refrescante, relajante y estimulante excelente para una piel saludable y vital. Olor a cítrico fresco.
Yo utilicé estos 3 por sus propiedades. Puedes usar sólo 2 o puedes cambiarlos por otros.
Por ejemplo; El aceite de árbol de té es un básico en cualquier botiquín, y es otro producto que puede ser muy benéfico en tu tratamiento desodorante. Es fungicida, antiséptico y antibiótico, por lo que eliminará las bacterias responsables del mal olor. Además, ayuda a tratar infecciones e irritación de la piel.
Hacer tu jabón casero;
Una forma sencilla de hacer JABÓN LÍQUIDO CASERO es con nueces de lavado. Estas son un fruto de un árbol originario de la India y Nepal, también conocido como árbol del jabón. Sus cáscaras son ricas en saponina, un egente limpiador natural, muy práctico para la limpieza natural y biodegradable.
Lo podeis conseguir en internet o en tiendas especializadas.
Aquí os dejo un link para que veais cómo se utulizan:
Buena semana santa!!! 😉