Uno de los grandes dilemas a la hora de hacer un cambio de alimentación es la vida social y las comidas fuera de casa; ¿qué como cuando quedo con los amigos los fines de semana?, y ¿durante la semana si tengo que comer fuera?, ¿?…
Mucha gente hoy en día, por ahorrar o más bien por su salud, decide llevar fiambrera al trabajo, porque le es imposible comer en casa. Pero a veces resulta difícil encontrar un restaurante económico con un menú equilibrado. Normalmente utilizan aceites refinados, precalentados, salsas, etc., así que la tarea para muchos se complica.
La opción de la fiambrera es muy práctica si te organizas bien. Por ejemplo;
- si has preparado quinoa, haz bastante cantidad para cenar con verduras y luego hacer una tortilla de quinoa para el día siguiente.
- si has hecho verduras al vapor, hoy las puedes cenar con un pescadito y mañana llevar al trabajo una ensalada tibia con alguna legumbre o cereal.
- si has cocinado garbanzos, los puedes comer con verduritas y dejar unos pocos para hacer paté de garbanzos.
- cuando llegas a casa de noche cansado, puedes tirarte en el sofá mientras dejas unas verduras al vapor, o cociéndose un poco de arroz, etc.
- ….
La cuestión es organizar tu tiempo y tu cocina; tu nevera y tu alacena.
La opción de la fiambrera no le convence a todo el mundo, sobre todo en inverno porque comen frío o tienen que utilizar microondas. Una opción es calentar la comida durante el desayuno y llevarla en una fiambrera, en una bolsa o mochila térmica o en un termo para comida que conserve el calor hasta el mediodía. Las podéis encontrar en algunos bazares, ferreterías o tiendas ECO (sobre todo para personas con patologías más graves para evitar tóxicos y metales que puedan tener algunos recipientes).
Normalmente yo utilizo fiambrera de cristal. Aunque es más pesada para llevar, me evito los químicos plásticos que puedan interferir con el alimento, sobre todo si está caliente. Si no un termo para comida, principalmente en invierno.
Otra opción es encontrar un restaurante o local de confianza, donde sepas que puedes pedir algo sencillo fuera del menú, o pequeñas variantes que le puedan hacer al menú del día.
La alimentación puede llegar a ser una tarea muy variable y personalizada, pero hay unos consejos generales comunes para todos los que tengais que comer fuera de casa;
- Evita el pan. El pan es lo primero que te ponen en la mesa, y para hacer tiempo, porque llego con hambre, o porque ya que no lo tengo en casa lo como aquí,…es mejor que pidas que te lo retiren y bebas un poco de agua.
- Acompaña la comida con agua. Principalmente antes de comer, para no interferir con las enzimas digestivas.
- No tomes postre. Pide una pieza de fruta del menú y la dejas para la merienda.
- Evita tomar fritos y rebozados. Cuidado con los alimentos a la plancha fuera de casa, porque son planchas sobrecalentadas que a veces contienen restos de
- Come sin salsas y sin natas.
- Aliña los platos con jugo de limón y/o con AOVE (aceite de oliva virgen extra)
- Si vas a un restaurante procura no llegar con hambre. Intenta llevar al trabajo unos frutos secos crudos o una pieza de fruta para tomar a mediamañana y no llegar con tanta ansiedad a la hora de comer.
- Opciones de primer plato en un local: verduras, ensaladas o sopas. Y de segundo plato: carnes y pescados a la plancha, cocido,…legumbres o arroz.
- Si el restaurante o local al que sueles ir a comer no está muy lejos, intenta ir caminando, sobre todo si trabajas en una oficina o tienes un puesto estático.
Además de estos consejos comunes, puedes jugar un poco con la carta del restaurante para personalizar tu comida según tu sintomatología, dolencia o patología.
Aquí os dejo un cuadro orientativo con algunos ejemplos;
En casa o fuera de ella, puedes cuidar tu alimentación. Recuerda, que;
«Tu cuerpo es la única casa en la que vas a vivir Toda tu Vida»
Feliz día!! 😉