Pollo con brécol y trigo sarraceno

El Síndrome Metabólico se está convirtiendo en uno de los principales problemas de salud pública del siglo XXI.

En medicina este síndrome se considera al conjunto de factores de riesgo en un mismo individuo que aumentan su probabilidad de padecer o desarrollar una enfermedad cardíaca y diabetes tipo II. Su diagnóstico es clínico, ya que no hay una prueba concreta que lo detecte.

La importancia clínica del Síndrome Metabólico fue destacada por Reaven, que describió la presencia de un conjunto de alteraciones metabólicas cuyo rasgo fisiopatológico central era la Resistencia a la Insulina.

Y, ¿qué es la Resistencia a la Insulina?

La Resistencia a la Insulina es la diferencia entre comer lo que te de la gana y estar en tu peso, o mirar un bollo de pan y engordar 2 kilos. Muchos han tenido este sentimiento y han probado miles de dietas sin el resultado esperado, y es que uno de sus problemas es que su cuerpo se ha hecho resistente a la insulina.

¿Qué significa esto? Cuándo ingieres una alimento rico en azúcares el páncreas responde fabricando insulina, hormona encargada de transportar la glucosa por la sangre a células musculares e hígado.  Pero si estos depósitos están llenos (por malos hábitos alimenticios, el sedentarismo, etc.) el hígado convierte esa glucosa en  triglicéridos que se depositan en algunas partes de tu estratégicamente pensadas para «fastidiarte»!!!; como son las famosas cartucheras o el «flotador» abdominal.

Cuando una persona tiene resistencia a la insulina las células ya no reaccionan igual; el azúcar en sangre sigue subiendo y el páncreas sigue produciendo más insulina. Esto a largo plazo hace que el páncreas deje de producir suficiente insulina para bajar los niveles de glucosa en sangre y si además hay una predisposición genética esto puede derivar en una diabetes.

Todo ello conlleva a una cascada de acontecimientos que te hacen sentirte cansado, pesado y enfermo;

  • Cuando te haces resistente a la insulina, sus niveles en sangre se mantienen elevados.
  • Estos niveles de insulina bloquean la oxidación de las grasas, lo que evita que bajes de peso.
  • El acumulo de grasa hace que tengas cada vez menos energía, y te sientas cansado y pesado, por lo tanto con menos ganas de hacer deporte.
  • Como estás cansado y no haces deporte (que ayuda a liberar endorfinas, a bajar los niveles de estrés, a mejorar el estado físico y anímico) te lo comes todo; cuánto más calórico mejor!!!!, para que te aporte energía rápida y te sientas un poco más feliz.
  • Pero cuántos más alimentos calóricos ingieras más resistente a la insulina te haces, aumentando este círculo vicioso, aumentando la inflamación y generando enfermedad.

 

 

 

 

Se puede decir que la resistencia a la insulina es uno de los factores que predominan en el desarrollo del Síndrome Metabólico. Gerald Reaven en su día sugirió que existen varios factores además de este, que se tienen que dar en un mismo individuo para diagnosticarlo de Síndrome Metabólico. Estos son;

  • Intolerancia a la glucosa
  • hiperinsulinemia
  • Aumento de triglicéridos en las VLDL
  • Disminución de colesterol tipo HDL
  • Hipertensión arterial.

En fisiogenómica consideramos como cuadro patológico para tratamiento la sintomatología previa al Síndrome Metabólico, que será diferente según la expresión genética de cada persona, es decir, en algunas personas se manifestará como SOP, en otras como hipotiroidismo, hipercolesterolemia, etc.

Dentro de este cuadro patológico existen una serie de factores que pueden contribuir a su desarrollo;

  • madres que sufren mucho estrés durante el embarazo
  • bebés que nacen por cesárea
  • bebés que toman leche de vaca antes del año de edad
  • bebés que toman alimentos de Índice Glucémico alto antes durante los dos primeros años de vida (galletas, cereales de la mañana, zumo de naranja, etc.)
  • niños con tratamiento de aines, corticoides y antibióticos
  • personas con trastornos de alimentación, como puede ser la bulimia, la anorexia, …
  • sedentarismo
  • estrés prolongado
  • falta de sueño
  • malos hábitos alimenticios (comer muchos alimentos de IG alto, mantener dietas hipoglucémicas, saltarse comidas, etc.)
  • etc.

La sintomatología asociada a un Síndrome Metabólico puede ser muy variable;

  • calambres
  • bajones anímicos y energéticos o momentos de irritabilidad y nerviosismo
  • obesidad
  • necesidad de alimentos energéticos y estimulantes; café, azúcar, alcohol,…
  • mareos y vértigos
  • problemas digestivos
  • Dolores cabeza; sensación de tener la cabeza embotada.
  • insomnio
  • presión en el pecho
  • etc.

Pero la buena noticia es que ¡¡se puede tratar!!, mediante la modificación de los hábitos alimenticios y el ejercicio aeróbico.

En cuanto a la dieta dirigida a regular el Síndrome Metabólico, uno de los principales objetivos es mantener una alimentación normoglucémica, es decir, intentar mantener los niveles de glucemia estables a lo largo de todo el día.

El nivel ideal de glucemia oscila entre 75 – 100. El organismo va a hacer lo posible para mantener la glucosa entre 70 y 110.

La hipoglucemia es una situación muy peligrosa porque amenaza la vida, y la glucosa alta (hiperglucemia) degenera los órganos, también nos mata pero más lentamente. Si el cuerpo tiene que elegir  entre ambas, siempre va a preferir que la glucemia esté alta.

Las personas que están en hipoglucemia son normalmente las que comen verduras solas, verduras con pescado, verduras con huevo, y limitan mucho en su dieta los hidratos de carbono y las carnes. Suelen ser personas que están a dieta toda la vida y piensan que comiendo solo verduras bajarán más de peso, sin embargo lo que consiguen es cronificar el Síndrome Metabólico.

Para conseguir una dieta que se ajuste a este perfil hay que tener en cuenta los grupos de alimentos de asimilación rápida, media y lenta, que suelen coincidir con los alimentos de índice glucémico alto, medio y bajo.

  • Alimentos IG alto son los que suben mucho glucosa en sangre. En este grupo se encuentras; azúcares, harinas, café, té, ginseng, estimulantes, patata, arroz refinado, arroz integral, maíz, fruta, zumos, miel, pan, chocolates, fritos, lácteos, etc.

Estos alimentos contribuyen a empeorar el Síndrome Metabólico. Sin embargo, alguno de estos alimentos podríamos incluirlos en estas pautas siempre que los acompañemos de alimentos de índice glucémico bajo o con alimentos que retrasen la digestión; verduras, frutos secos, etc.. Esto no quiere decir que todas las personas con Síndrome Metabólico puedan hacerlo, ya que hay que estudiar la individualidad de la persona, que problemas añadidos tiene, que alimentos digiere mejor o peor, etc., ya que muchas de estas personas tienen problemas digestivos.

  • Alimentos IG medio o alimentos normoglucémicos. Aquí se incluyen; cereales integrales, legumbres (sobre todo los guisantes), carnes, pan germinado, ensaladas con hortalizas y/o proteínas.
  • Alimentos IG bajo o alimentos de asimilación lenta o que bajan la glucosa en sangre. Son principalmente; verduras, pescado, aceite, huevos y frutos secos.

Entonces, para mantener una dieta normoglucémica lo ideal es comer siempre un alimento de IG medio junto con alimentos de IG bajo. Los alimentos de IG alto se podrían incluir puntualmente, según la individualidad de la persona y bien combinados.

Con esta publicación os dejo con un ejemplo de receta para una dieta para Síndrome Metabólico.

RECETA

TIRAS DE POLLO CON BRÉCOL Y TRIGO SARRACENO

pollo con brecol y trigo sarraceno para tus recetas terapéuticas

Ingredientes

  • cúrcuma en polvo (como antioxidante)
  • jengibre (como digestivo y antiinflamatorio)
  • sal marina sin refinar
  • tres pechugas de pollo ECO cortados en tiras
  • Brécol
  • Media taza de trigo sarraceno
  • aceite de oliva virgen extra

Elaboración

cortamos las pechugas de pollo en tiras y las rebozamos con un poco de cúrcuma, jengibre (poca cantidad) y sal marina sin refinar. Las dejamos macerar mientras hacemos el brécol y cocemos el trigo sarraceno.

Lavamos bien el brécol y lo cortamos en trocitos pequeños. Lo hacemos a la plancha hasta que está en su punto. Yo lo hago a veces en la sartén con unas gotitas de aceite y dejo que se haga un poco. Vigilar que esté tierno pero que no se queme.

Lavamos bien el trigo sarraceno y si podemos lo dejamos a remojo media hora. Después del remojo lo volvemos a lavar y lo volvemos a lavar y lo cocemos en vaso y medio de agua. Añadimos sal al gusto.

Hacemos las pechugas a la plancha, vuelta y vuelta y servimos.

Aliñamos al gusto con un chorrito de aceite de oliva virgen extra.

Es un plato apto para celíacos, para una dieta antiinflamatoria, y es importante que sea pollo ecológico sobre todo en mujeres con trastornos hormonales y cáncer hormonodependiente.

Enjoy your meal!!